Rafael Nadal: Una despedida eterna bajo las luces de Málaga



miércoles, 20 de noviembre de 2024


Málaga, España.- El Palacio de Deportes José María Martín Carpena se vistió de emoción y gratitud en una noche que quedará para siempre en la memoria del tenis mundial. Con la derrota de España ante Países Bajos consumada, las luces del estadio enfocaron al centro de la pista a Rafael Nadal, quien había jugado su último partido profesional. La ceremonia de reconocimiento que siguió fue mucho más que un homenaje: fue una celebración de la grandeza, del legado y del hombre detrás de la leyenda.

 

En los minutos previos, Rafa aguardaba junto a sus compañeros Carlos Alcaraz y Marcel Granollers, mientras los entrenadores David Ferrer y Juan Carlos Ferrero observaban desde un costado. Detrás, el resto del equipo español. El ambiente estaba cargado de un silencio expectante, roto solo por los cánticos y aplausos del público, que alzaba carteles con las palabras "Gracias, Rafa". Cuando finalmente se dirigió al centro de la pista, acompañado por su familia desde las tribunas, las 18.000 personas presentes se pusieron de pie, neerlandeses incluidos. La ovación parecía interminable, y Nadal, al borde de quebrarse, respiró hondo antes de comenzar su discurso.

 

“Las gracias las tengo que dar yo”, inició, con una voz que mezclaba emoción y gratitud. Recordó con cariño los 20 años de carrera en los que, según él, el público lo llevó "en volandas".

 

Agradeció a España, al mundo y al equipo que lo apoyó en este último intento competitivo. “No salió como hubiéramos querido, pero di todo lo que tenía”, confesó, mirando a sus compañeros de equipo con ojos húmedos.

 

Nadal habló desde el corazón, repasando los pilares que lo acompañaron a lo largo de su carrera: su familia, su equipo y su tierra natal, Mallorca. “Soy un privilegiado. Hice de mi hobby una carrera, y doy gracias a la vida por ello”, expresó, mientras los asistentes lo interrumpían con aplausos espontáneos. Reconoció a su tío Toni, a sus amigos y a quienes formaron parte de su día a día. “Nada de esto hubiera sido posible sin ustedes”, dijo, señalando a los suyos.

 

El momento se tornó aún más emotivo cuando comenzó la proyección de un video que incluía mensajes de figuras icónicas del deporte: Roger Federer, Novak Djokovic, Serena Williams, Raúl, David Beckham, Andrés Iniesta, y Juan Martín del Potro, entre otros. Cada uno ofreció palabras de admiración y agradecimiento. “Tu legado será estudiado y transmitido a futuras generaciones”, fue la impactante frase que dejó Novak Djokovic, resumiendo el sentimiento colectivo.

 

El presidente de la Federación Internacional de Tenis, David Haggerty, y su homólogo de la Real Federación Española de Tenis, Miguel Díaz, le entregaron un presente, mientras las lágrimas comenzaban a asomar en los ojos de quienes lo rodeaban.

 

Luego fue el turno de David Ferrer, quien, visiblemente conmovido, expresó: “Te vamos a echar de menos. Nos dejaste los valores del respeto, la humildad y la consistencia. La mejor educación es la que se da con el ejemplo, y tú has sido nuestro ejemplo”. Ferrer tuvo que hacer una pausa para contener la emoción. Nadal se ahogaba en el mismo intento frente a su amigo, ex rival y capitán.

 

En su discurso de cierre, y sin olvidar a sus rival, esos que lo “han hecho mejor tenista y me han ayudado a empujar los límites”, Nadal dejó un mensaje que trasciende los números y los trofeos. “Quisiera que me recordaran como una buena persona, un chico de una pequeña ciudad de Mallorca que alcanzó mucho más de lo que imaginó”.

 

Con esas palabras le puso un broche de lujo a una noche para la eternidad, mientras la gente despedía con una nueva ovación de pie, interminable, Nadal saludó uno por uno a todos los que de un modo u otro formaron parte del equipo español. Cuando terminó, mientras la ovación continuaba, levantó su mano derecha y saludó por última vez al público que seguía de pie y extasiado. Se hundió en el túnel que conduce al interior del estadio y desapareció. Nadal se fue de una cancha de tenis por última vez, sólo para reposar en la gloria eterna.